La Transcomunicacion Instrumental ó Cómo hablar con personas fallecidas
La Transcomunicación Instrumental (TCI) es un grupo de técnicas que permiten establecer comunicación por vías electrónicas con seres que han trascendido (fallecido), pero que nos permiten seguir percibiéndolos y recibiendo informacion desde el punto de espacio-tiempo en el que se encuentran.
El mismo Albert Einstein postuló que “la energía no se crea ni se destruye, tan solo se transforma”. Y eso es precisamente lo que le sucede a nuestro espíritu cuando el cuerpo en el cual habita ya no puede contenerlo: se libera.
La muerte física simplmenente implica que la energía del espíritu puede ahora acceder a cualquier punto de frecuencia, espacio y tiempo que desee. Y esta aseveración es 100% congruente con los últimos lineamientos y postulados descritos por la Física Cuántica, que ahora resulta ser, que lo que los metafísicos y líderes espirituales han descrito durante milenios, es cierto.
A continuacion, describo un fragmento de información de uno de los cientos de sitios en el Internet (karine-tci.com) que describen a la transcomunicacion instrumental (TCI) y su práctica:
Desde hace milenios prácticamente todas las culturas admiten el concepto de la inmortalidad.
Hoy, la tecnología sencillamente permite a nuestros seres queridos aportarnos pruebas irrefutables de la sobrevivencia, afirmándonos a través de sus mensajes que: ELLOS VIVEN, en otra dimensión, por supuesto, y que LA MUERTE NO EXISTE.
La “muerte” es solamente una transición de nuestros seres queridos hacia una nueva vida, en donde se nos anticiparon y en donde los encontraremos nuevamente.
Además, la TCI es un fenómeno mundial, miles de personas transcomunican con Amor y Fé; no se trata de un acto aislado.
Existen asociaciones internacionales como es el caso del INIT (International Network for Instrumental Transcommunication) del cual somos los delegados en México.
Análisis científicos de voces e imágenes están en proceso y los primeros resultados tienden a demostrar el carácter paranormal de las grabaciones e imágenes. Por ejemplo, el INIT y el NATHAL INSTITUTE (Alemania), firmaron el 25 de febrero de 1999, un acuerdo de cooperación para validar estos resultados.
Para la Iglesia Católica, los contactos con los muertos “no son imposibles…”; eso es parte de la declaración que hizo el Padre Concetti, el teólogo del diario vaticano “L’Osservatore Romano” el 26 de noviembre de 1996 y que muchos periódicos en el mundo relataron; (en México fué “El Universal”).
Agregó: “…tambien puede ser que Dios permite a nuestros seres queridos que nos envíen mensajes para guiarnos en ciertos momentos de nuestra vida…” y “…bajo el aspecto de la Fé, estas comunicaciones están demostrando que con la muerte no se disuelve una persona, que el alma sobrevive, que el diálogo no se ha apagado…“
Así que la Iglesia Católica Romana, a través de su teólogo, reconoce la legitimidad de los contactos, realizando por lo mismo un avance enorme en su postura sobre este asunto. Sin embargo, y quizá por tradición, existen bloqueos de algunos sacerdotes.
La práctica de la TCI no es el privilegio de algunos, con la metodología que se describe en otra parte de este sitio, todos pueden intentar lograrlo, con Amor y Fé (lo repetimos) y perseverancia.
Como puedes ver, la Transcomunicacion Instrumental (TCI) es una práctica seria que reconforta y ofrece mucha esperanza, ya que nos da la seguridad de que nuestros seres queridos se encuentran en un plano de existencia distinto al nuestro y que se mantienen en contacto con nosotros desde ahí.
La muerte no existe. Hay vida después de la vida (de hecho, ¿cómo sabemos que esta vida no es solo el sueño de un espíritu que está dormido y que la muerte no es solo un despertar?). La ciencia ya lo está validando.
Hemos aprendido a tenerle miedo y dolor a la muerte. Todos quienes nos han dicho que la muerte es algo malo no se han molestado en investigar un poco a este respecto.
Es hora de cambiar nuestro paradigma mental de miedo a la muerte. La muerte no existe, es solo el inicio de una aventura mayor.